En un contexto en el que la sanidad del cultivo impacta directamente en el rendimiento, una estrategia validada en campo por ADAMA mostró resultados contundentes en la Red de Ensayos de Fungicidas en trigo, durante la campaña 2024/25.

La roya amarilla, la roya anaranjada y la mancha amarilla son enfermedades que cada campaña amenazan la productividad del trigo argentino.

En este escenario, el manejo sanitario deja de ser un complemento para convertirse en una decisión estratégica.

Así lo entendió ADAMA, que participó activamente en la Red de Ensayos de Fungicidas en cereales de invierno durante la campaña 2024/25, validando su propuesta tecnológica en localidades clave de la región núcleo: Pergamino, San Antonio de Areco y Carlos Casares.

El ensayo, coordinado por la firma independiente LARES SRL, consistió en la evaluación comparativa de diferentes estrategias de protección frente a enfermedades fúngicas, y participaron las principales empresas del Mercado de Protección de Cultivos.

Se aplicaron 13 tratamientos —más un testigo sin intervención— y se evaluaron variables como la incidencia y severidad de enfermedades, el peso de mil granos y el rendimiento final.

MAYORES RINDES EN TRIGO

La estrategia de ADAMA, aplicada en dos momentos fenológicos claves (Zadoks 32 y 39), fue la que logró el mayor diferencial de rinde en la localidad de Pergamino, con un incremento de más de 1.200 kilos por hectárea respecto al testigo absoluto.

En el promedio de las tres localidades, la diferencia alcanzó los 635 kilos por hectárea, representando un 11% de mejora en el rendimiento.

¿Cuál fue la estrategia de ADAMA?

• Maxentis en Z32: formulado con azoxistrobina y protioconazole, ideal para un primer golpe en estadios tempranos. Su acción preventiva y de amplio espectro permite contener focos iniciales de roya y mancha amarilla.
• Coverfull Ace en Z39: mezcla de benzovindiflupir (carboxamida) y propioconazole (triazol), diseñada para proteger la hoja bandera en un momento decisivo para el llenado de grano. Su persistencia y poder de control aseguran una cobertura efectiva durante el pico de vulnerabilidad del cultivo.

“Validamos nuestras propuestas en las zonas más representativas de enfermedades para los cultivos de invierno. Este tipo de redes nos permite acercar al productor soluciones basadas en evidencia, con foco en la eficiencia y la rentabilidad”, señalaron desde ADAMA.

Los resultados también revelaron una destacada performance en el control de Drechslera tritici-repentis, agente causal de la mancha amarilla.

En Pergamino, la presión de enfermedad fue baja, pero la estrategia se posicionó entre las más efectivas. En San Antonio de Areco y Carlos Casares, la performance fue consistente, ubicándose entre las de mejor control.

El trabajo técnico fue riguroso. Se aplicaron metodologías estandarizadas, se diseñaron ensayos aleatorizados con repeticiones y se analizaron los datos con herramientas estadísticas como ANOVA y el test de LSD Fisher. Esto garantiza la solidez de las conclusiones.

“Más allá de los números, la clave está en la anticipación: proteger el cultivo en los momentos oportunos es la mejor forma de asegurar su potencial. La campaña 24/25 dejó un mensaje claro para los productores: una estrategia sanitaria bien diseñada marca la diferencia”, agregaron desde la compañía.

Con foco en el diagnóstico temprano, la elección de momentos clave y productos de amplio espectro, ADAMA sigue apostando a sumar conocimiento técnico y soluciones concretas para que el trigo argentino mantenga su competitividad en cada campaña.