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Fertilizantes: “No le encontramos la vuelta a que el productor diagnostique; aplica de manera intuitiva”

Fuente: Infocampo 09/08/2025 07:53:54 hs

Entrevista a María Fernanda González San Juan, directora ejecutiva de Fertilizar AC. La chica de barrio, fanática del fútbol y de Lanús, que decidió ser agrónoma y hoy trabaja por aumentar el uso de fertilizantes en los suelos argentinos.

“Mis entrevistados no necesitan presentación”, se llama el ciclo de charlas de David Letterman, una leyenda de la televisión nocturna de Estados Unidos, emitida en una plataforma de streaming.

Lo mismo sucede con la entrevistada de la presente nota: extrovertida, apasionada, fuerte, sensible, reflexiva y soñadora.

Así se escucha María Fernanda González San Juan, directora ejecutiva de Fertilizar Asociación Civil, en un mano a mano en el que habló de fútbol y su pasión familiar por Lanús, su infancia de barrio, cómo fue descubriendo la agronomía en la facultad (“soñaba con ser productora ganadera”), lo que representa Fertilizar en su vida (entró hace casi 20 años), y, claro, también la nutrición y el uso de fertilizantes.

 “A Lanús empecé a ir de chiquita, a la colonia, íbamos a la cancha, incluos a verlo a otras canchas, cuando estábamos en la C,  era todo un ritual para mi familia, y cuando me casé nos fuimos a sacar fotos a uno de los arcos, además, en ese arco llevamos las cenizas de los familiares”, es una de las anécdotas ‘futboleras’ de Fernanda.

Y a la hora de hablar de su función profesional, remarca: “La ciencia y la investigación son nuestras herramientas para producir alimentos de calidad, cuidando el ambiente” y “la pasión es condición para la agronomía”.

-Hablemos de Lanús. Sos fana del “Granate”. ¿Cómo surge esa pasión? ¿Cuáles son tus primeros recuerdos?
-Tengo muchísimos recuerdos, porque nací en una familia metida dentro del club. Iba a la colonia de vacaciones, los tres meses de verano. Mis padres, comerciantes, tenían un almacén. Y esa era nuestra realidad. Y de ir a la cancha, también de muy chica, con mis abuelos, la canasta del mate. En ese entonces Lanús estaba en la C. Era toda una excursión. Por ahí algunos iban en el camión, otros en autos. Incluso creo que de nuestra historia familiar con Lanús me viene la vocación institucional, porque mi tío Carlos, hermano de mi papá, fue nombrado presidente del club cuando Lanús estaba quebrado. Me acuerdo que entre todos los socios, que eran 2000, organizaron una rifa para sacar al club de la quiebra. Era la época en la que venía el cobrador del club a tocar el timbre. Y nos dejaba el cartoncito que metíamos en el carnet. Y mis hijos, que nacieron y se criaron en Ezeiza, que es donde vivimos hoy, pero son fanáticos de Lanús. Seguimos yendo a la cancha. El eslogan es “el club de barrio más grande del mundo”. Hoy es grande pero sigue siendo familiar. Por ahí, quien te dice, cuando no trabaje más en instituciones del agro me sea mío turno y me toque hacer algo en el club… (se ríe).

-¿Te acordás de algún partido en particular? Por la alegría, ¿algún triunfo recordado?
-Si. Antiguo me acuerdo cuando subimos de la C a la B. Por supuesto, me acuerdo de la única vez que llegamos a la final de la copa Libertadores. ¡Imaginate! Incluso en el famoso partido que le dimos vuelta a River. Pero después tengo el recuerdo de un partido muy emocionante que hoy sigue marcándome que es cuando Huguito Morales, emblemático jugador de Lanús se retira porque tenía cáncer. Todo muy conmovedor. Cuestión que hizo el tratamiento y volvió a jugar. Y el día que vuelve a jugar hace un gol. Pero no quedó ahí. Desde ese día, todos los de la familia, cuando muere algún familiar, llevamos sus cenizas a ese arco. Y cuando me casé, me fui a sacar fotos a ese arco también.

-Armame un podio de jugadores de Lanús.
-“Huguito” Morales, obvio. La época del “Chupa” López. La “Urraca” González. El “Negro” Enrique, que fue el primero de Lanús en llegar a la selección argentina. El “Pepe” Sand, que sigue trabajando en el club. El “Laucha” Acosta, que sigue jugando. Arqueros, el “Lechu” Herrera figura en el ascenso de 1990 con Héctor Cúper de técnico. Y “Chiquito” Bossio.  

-¿Qué te gustaba hacer de niña?
-Era una nena muy sencilla. Me gustaba mucho tocar la guitarra. Toqué muchos años, soñaba tocar en los actos del colegio. Estudié hasta que empecé la facultad. No tengo talento, soy mas bien esforzada, pero cuando me jubile, retomaré la guitarra. Me gusta mucho la música. Y mi hijo más chico toca hoy. En casa se respira mucha música, además de fútbol. Volviendo a mi infancia, la verdad que estaba todo el día en el club. Somos cinco hermanos, asique mi vida giraba mucho en esa dinámica familiar. Somos todos muy seguidos. Mi viejo era el “Gallego” González, tenía un almacén, no éramos mucho de viajar. Era muy sencillo, barrio, vereda, club, hermanos, primos.

-¿Y por qué elegiste agronomía? ¿Era tu plan A? ¿Tenías plan B?
-Había algo de campo en la familia. Mi abuelo había trabajado en el campo y tenía un campo marginal en cuenca del Salado. Recuerdo con mi abuelo en la infancia haber ido al campo. Pero después mi papá y mis tíos tenían lo suyo y quedó relegado. Pero cuando falleció mi abuelo, el que se empezó a ocupar del campo fue mi papá. Y yo era muy compañera de mi viejo. Entonces, cuando llegó el momento de estudiar, agronomía era mi planAa. Mi vieja decía que yo lo hacía por mi papá. Pero la verdad que no. Me hice un test de orientación vocacional, creo que me salió Derecho. No me importó, hice igual agronomía. A perseverante no me gana nadie.

-¿Qué querías ser o hacer? ¿Fue lo mismo que terminaste haciendo o las vueltas de la vida y la profesión te llevaron por sitios inesperados?
-Cuando empecé agronomía me encantaba la ganadería, me soñaba productora ganadera y me soñaba viviendo en el campo. Pero la verdad es que cuando entré en la Facultad descubrí una carrera. Descubrí un universo tan grande. Y yo trabajo desde el primer día que terminé el secundario. Mi viejo nos ayudaba pero había que laburar. La vida se me fue dando así y terminé metida en la parte de suelos. Y hoy me encanta lo que hago, pero no lo tenía en el radar en ese momento. Creo que agronomía es una carrera muy amplia, muy versátil y apasionante. Creo que la pasión es condición para la agronomía. Y creo que es algo muy noble. Porque todo lo que te vincule con la alimentación, la producción, el ambiente y la naturaleza, te pone en un lugar de mucha responsabilidad, de mucha sensibilidad. Tenemos cada vez más desafíos, pero tenemos tecnologías y ciencia. No le podemos poner un límite al crecimiento poblacional, pero con agrónoma podemos producir más alimentos, de calidad y cuidando el ambiente. Si detenemos la investigación y la ciencia algo va a salir mal.

EL MUNDO DE LOS FERTILIZANTES

-¿Qué hacés hoy además del trabajo en Fertilizar?
-Sigo haciendo la administración ganadera en el campo de mi abuelo. No soy Laura Ingalls, no vivo en el campo, pero tengo parte de mi sueño.

-Estás a poco de cumplir 20 años en Fertilizar. ¿Qué ha sido en tu vida?
-Fertilizar es una institución muy seria, que nació en el INTA, tiene algo del INTA que me encanta, la parte del INTA que todos queremos defender. Y tiene directivos que logran ver más allá de la coyuntura comercial de las empresas que participan de Fertilizar. Y me ha permitido proponer, crear, equivocarme, tener aciertos buenísimos. Me han permitido ser apasionada, y en la pasión se juegan muchas cosas, yo disfruto de trabajar en fertilizar. Me gusta mucho la interacción público-privada. Y me han permitido articular con una vida familiar. Me he llevado a Josesito, uno de mis hijos, a jornadas, charlas, presentaciones. Pude hacer una vida familiar como la había soñado, o casi, porque no te voy a negar que tengo unos cuantos llantos en silencio del otro lado del teléfono por no haber estado con mis hijos.

María Fernanda, en sus comienzos en Fertilizar

-Te hago un par del uso de fertilizantes. ¿Qué cosa creés que lograría grandes cambios haciendo poco? O haciendo cosas que hoy ya están disponibles pero no se hacen tanto…
Creo que cuando uno logra mostrar en el campo la evidencia de la tecnología, que el usuario la vea, convencés. Partimos de una complicación si querés. Hay algo que sucede con el fertilizante como tecnología. Cuando no lo usás, no ves lo que perdés. La pérdida es silenciosa, perdés calidad de suelo, te acostumbras a ese deterioro paulatino, y lo que te perdés de cosechar no lo viste. Si uno pudiera en cada campo hacer una franja y mostrar lo que es capaz de dar esa tecnología de fertilización, no habría dudas. Y después, hay algo que tenemos pendiente, pero no le encontramos la vuelta, que es cómo hacemos que el productor conozca más el suelo sobre el que trabaja, diagnostique mejor, pero no logramos que eso sea tomado. Hoy se aplica de manera intuitiva, por las dudas. Me encantaría encontrar esa herramienta de comunicación que, con poco, genere un gran cambio.

-En el tema fertilización, ¿ves una diferencia entre los más jóvenes y los más grandes? O no.
-No es un tema de conciencia y edad. La ventaja que tienen los jóvenes es que usan más cosas desde lo cual se los puede abordar con la comunicación. Porque están más conectados, miran videos, y las personas más grandes quieren todavía el evento donde haya charlas, el cara a cara, el contacto personal. Ojo, yo soy más de esos, del contacto personal. Pero lo que digo es que a los jóvenes les puedo llegar por más lugares con información y evidencia.

Un párrafo para la familia, tu marido y dos hijos. Quienes laburamos en esto, lo rural, sabemos que nuestras “oficinas” están lejos de casa y necesitamos el apoyo, entendimiento y acompañamiento de nuestras familias. ¿Cómo la fuiste llevando vos?
-Creo que tiene que ver también con cómo compatibilizamos ser mamá con los viajes, las distancias, etc. Las mujeres tenemos algo ahí que también queremos disfrutar. Y tener un compañero que te banque eso también. Yo lo tuve y, como te decía, pude hacerlo. Yo me esforcé mucho, y tengo mis llantos en viajes por no dormir en casa, pero también yo mucho de lo que logré, fue porque mi marido decidió acompañarme en esto. Pude hacer mucho porque él ocupó muchos lugares en los que yo no estaba. Fue todo más compartido.

FUERA DEL SURCO

-Ahora te propongo un pin-pong “fuera del surco”. ¿Tenés algo que te resetee? Algún hobbie
– Me cuesta porque disfruto mucho de lo que hago; pero te diría que viajar.

.¿Actividad física? ¿Algún deporte?
-Uuhhh… guitarra… (se ríe). De chica hice de todo, pero no, cero deportes.

-¿Y música, qué escuchás?
-Me encanta en general la música. Me gusta el rock and roll. Desde The Beatles y Billy Idol a Cruzando el charco o La vela puerca. Pero Phil Collins también o The romantics. Escucho mucha música. Y me encanta descubrir cosas nuevas y hoy, analizarla con mis hijos.

Si te gusta leer cosas que no sean de laburo, ¿qué lees? ¿por dónde vas?
-Leo mucho de tecnología, de biología, que no es mi laburo directamente, pero sí lecturas vinculadas a la ciencia. También biografías. Me enganché con eso ahora.

-¿Series o películas por dónde vas? ¿Qué te gusta mirar?
-Me duermo… es la crítica que me hace mi marido… jaja.. Pero cuando elijo, no me gusta angustiarme demasiado, me gusta ver algo que me divierta, me entretenga.

-¿Tenés alguna frase que quieras compartir? Algo que te digas para darte energía, para acompañarte o que les digas a otros…
-Probablemente, por la etapa que estoy transitando, porque esta nota se da en una época muy sensible de mi vida, (hace poco y en poco tiempo perdió a sus padres) es algo que encontré escrito por mi mamá, que aclaro que no es de mi mama, pero sí que ella lo tenía guardado: “Buscame dentro tuyo, que ahí estaré contigo”. Y nos la tatuamos mis hermanos, mis hijos y sobrinos. Adentro nuestro podemos buscarnos nosotros mismos, nuestra esencia, nuestras fortalezas y debilidades, y podemos buscar a esas personas que nos hicieron mejores.

 

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