De la genética al plato: con 16.000 vientres, crían bovinos de 5 razas y pintan el buen momento de la ganadería

Cabaña Las Lilas tiene cinco establecimientos a nivel nacional, que van desde los valles cordilleranos hasta el extremo nordeste argentino. Con un modelo integrado que va desde la cría hasta la comercialización de la carne, ven "una transición muy positiva para la ganadería".
Una de las firmas más reconocidas en el eslabón de inicio de la actividad de la ganadería bovina, como también en su punto final, en un plato de restaurante, analizó junto a Infocampo la coyuntura del negocio de la producción de carnes, tanto en Argentina como en el Exterior.
Se trata de Cabaña Las Lilas, un sello con más de 100 años de tradición en la cría bovina, y que por estos tiempos ya ronda por la cuarta generación en su comandancia.
Las Lilas, hoy, tiene cinco establecimientos y marca presencia desde Junín de Los Andes, en Neuquén, a la cuenca del río Bermejo en Chaco.
Allí, justamente, el próximo 7 de agosto la compañía organizará un remate en Estancia La Leonor, en el norte provincial y a escasos metros del caudal que marca el límite con Formosa. Allí el ganado cebuino es el que reina, con el Brahman como bandera y el cruce genético para potenciar los rodeos de Brangus y Braford.
Se trata de una puesta comercial para disposición de los clientes que tendrán 140 toros de las tres razas y otros 140 vientres a disposición para su compra, que podrá ser presencial y también de manera online.
“En el caso de Brangus, hay animales negros y colorados”, comentaron. La metodología de este remate, que será la edición 54° y que se realiza de forma anual, también incluye la posibilidad de realizar “preofertas” por parte de los interesados.
Las asociaciones de las tres razas auspician el evento.
LA GANADERÍA Y LA COYUNTURA
En un diálogo en el stand que Cabaña Las Lilas montó en la última edición de La Rural, el director de la compañía dialogó con Infocampo y analizó el momento del sector, entre una situación de precios internacionales “nunca vistos”, y un reacomodamiento macroeconómico que invita a la inversión de los productores.
“Hay que producir la mayor cantidad de terneros posibles por vaca y por hectárea. En Las Lilas estamos presentes desde Neuquén, con rodeos Hereford que pastan -todo lo que producimos es a pasto- al pie de la Cordillera de Los Andes, pero también contamos con el establecimiento La Leonor en Chaco, las granjas en Pasteur, cerca de Lincoln en Buenos Aires. O nuestro centro de genética de avanzada, en San Antonio de Areco, también en Buenos Aires”, expuso.
También hay presencia en San Luis, en el complejo Buena Esperanza. Pero además en La Josefina, cerca de Pigüé, entre las colinas del sudoeste bonaerense; allí caminan a diario más de 5.000 madres de raza Angus, negras y coloradas en un campo de 9.000 hectáreas.
En total la cabaña tiene al menos unos 16.000 vientres registrados de las cinco razas con las que trabaja: Angus, Hereford, Brahman, Brangus y Braford. También, en el campo neuquino hay llamas y alpacas.
También, en Pasteur y San Antonio de Areco hay actividad porcina. “En los últimos 8 años incorporamos 3.100 madres que producen más de 90.000 capones por año en las dos granjas.
“El cerdo es una producción que no para”, comentó Charró.
En materia bovina, en el centro de genética de San Antonio de Areco el trabajo diario está relacionado con unos 80 toros activos. Allí se congela el semen de los animales destacados de las 5 razas. “Son todos animales propios, con lo cual la rueda del carro de la producción ganadera de Las Lilas puede concentrar todo en ese lugar. Primero lo hacíamos para nosotros, pero ahora lo hacemos para el mercado”, explicó Charró.
Se trata de al menos unas 30.000 dosis de semen que hoy en día se exportan a países como Colombia, Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia y China.
Justamente desde la firma ponderan que el primer centro de genética habilitado por compradores chinos en el país fue el propio. “Las Lilas va desde la genética hasta el plato: además de la tradición centenaria, en 1992, al cumplirse los 500 años del Descubrimiento de América, en las celebraciones realizadas en Sevilla, España, acompañamos con un restaurante propio que tuvo a Francis Mallmann al mando”, comentó.
La experiencia, años después, se hizo hábito. Lo que siguió fue la apertura del restaurante propio en suelo porteño, en el barrio de Recoleta, para luego adquirir la propiedad insignia de hoy en día en Puerto Madero.
“En la Cabaña conceptualmente buscamos hacer lo mismo que hacen los criadores: ser eficientes. Por eso es muy importante la toma de datos de la producción y que esa información de los rodeos propios sea útil para su provecho en el mercado doméstico. Hoy la ‘sangre’ de Las Lilas se derrama en el sector, como también la de otros colegas, con la premisa de producir animales que tengan fertilidad, aplomo, y otros atributos más”, señaló.
LA GANADERÍA ARGENTINA EN EL MUNDO
“No hay con qué darle a la proteína animal bovina, porque tiene los aminoácidos esenciales que son irreemplazables al ser comparadas con las otras proteínas animales, como las de pollo o de cerdo”, sostuvo Charró.
“Hoy China es el gran importador de la carne ‘más barata’ (NdR: las comillas pertenecen al entrevistado), pero también de la carne de valor. Porque hace menos de 10 años China no demandaba tanto de esa calidad, pero hoy por ejemplo Estados Unidos le exporta a China calidades similares a lo que es una Cuota Hilton, con cortes de alto valor como bife, cuadril o lomo. Hay un segmento de la sociedad china a la que eso le gustó y sigue creciendo cada día”, estimó.
Para Charró, ese camino es irreversible. “Esto no tiene retorno, por lo menos en mi óptica”, definió.
“Y eso va a ser muy bueno para el mercado. Esto quiere decir que nuestro futuro, mucho más allá de la parte política y económica, o del tipo de cambio, porque eso no te lo puede decir nadie, la demanda que llega desde el Exterior va a ser la que va a mantener el precio de la hacienda. Nunca tuvimos un ternero así, con un precio de más de u$s 3. O un novillo de u$s 2,60”, apuntó.
“Estamos en una transición muy interesante y muy positiva para el desarrollo de la ganadería. Se vienen buenos vientos, y si políticamente este país se se encamina hacia un surco virtuoso, la ganadería tiene un futuro muy bueno. Esto es un negocio de mediano plazo con ciclo mínimo de 3 años”, sostuvo
Y cerró: “De todas formas, la Argentina tiene que cambiar bastante en la eficiencia de su producción. Antes de la gran seca que hubo en 2008 antes del conflicto entre el campo y el Gobierno de ese entonces, pasamos de 60 millones de cabezas a 48 millones. Hoy estamos en 52 millones. ¿Qué hizo Brasil? Creció 20 millones de cabezas. Lo hizo en base a un modelo de producción que combinaba la genética con los pilares de la ganadería: genética, sanidad, manejo y nutrición. Cuando lo combinás y sos eficiente, la producción crece y hoy lo que nos falta son más terneros por vaca”.
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