Tecnificación vitivinícola: reclaman capacitación para que los trabajadores no queden fuera del sistema

Desde el gremio FOEVA alertaron por “la otra cara de la tecnificación vitivinícola”: la cosecha mecánica avanza y genera una menor demanda de puestos de trabajo. "Si no capacitamos a los trabajadores actuales, vamos hacia una ola de despidos”, advirtieron.
Desde la Federación de Obreros y Empleados Vitivinícolas y Afines (FOEVA) alertaron que el avance en la mayor cantidad de maquinarias para cosecha vitivinícola depara, contrariamente, en la pérdida de puestos de trabajo.
A raíz de ello, en busca de un mayor equilibrio, pidieron “políticas claras de capacitación y compromiso de las empresas para que los trabajadores puedan aggiornarse a la nueva realidad”.
“La salida no está en frenar la innovación”, aclararon, sino en “lograr un equilibrio que preserve las fuentes de empleo”.
A raíz de ello, la Federación comunicó que se avanza en la creación de un instituto de capacitación conjunta con el sector empresarial, con el objetivo de que los trabajadores se actualicen y no queden marginados.
“El avance de la tecnificación en viñas y bodegas promete eficiencia y reducción de costos para las empresas del sector. Sin embargo, del otro lado del proceso aparece una problemática silenciosa: la pérdida de puestos de trabajo y la creciente precarización laboral que afecta a cientos de familias vinculadas a la actividad vitivinícola”, remarcaron.
VITIVINICULTURA: EL DESAFÍO DE LA TECNIFICACIÓN
Desde la Federación plantearon que trabajos como “la poda, el atado, el desbrote, el riego, la protección frente a cambios climáticos y el control de plagas” requieren de la pericia humana.
“Cuando se acerca la temporada, son los ingenieros agrónomos quienes definen el inicio de la cosecha en función de múltiples factores: el varietal, el rendimiento de la planta, la calidad de la uva y el destino enológico de cada partida”, expusieron.
Y sumaron: “Esa decisión determina también la forma de levantar la producción, (ya que) mientras que en los vinos de media y alta gama predomina la cosecha manual —con cuadrillas de trabajadores permanentes o temporarios, muchas veces provenientes del norte del país—, en el caso de los vinos a granel gana terreno la cosecha mecánica”.
La misma, aseguran, permite agilizar procesos y reducir costos laborales, aunque requiere de una fuerte inversión inicial por parte de las bodegas.
“Este avance tecnológico no es exclusivo de la cosecha. Actividades como la poda y el riego también están atravesando procesos de mecanización que transforman la dinámica laboral en las viñas”, comentaron.
Aunque todavía no sustituyen completamente al trabajo humano, las máquinas ya ocupan un lugar cada vez más central en tareas que, hasta hace pocos años, dependían casi exclusivamente de los trabajadores.
“MENOS MARGEN PARA EL EMPLEO ESTACIONAL”
Aunque aclararon que “si bien los trabajadores no son reemplazados de manera absoluta”, la reducción progresiva de sus tareas deja “menos margen para el empleo estacional”, y sobre todo en la antesala de la cosecha.
“Resulta difícil establecer un número exacto por la volatilidad de la actividad, las grandes empresas suelen desvincular entre 20 y 30 trabajadores por año, debido a la incorporación de tecnología, y a la presión por aumentar la productividad debido a la baja rentabilidad del sector”, analizaron.
En ese sentido, plantearon que los cambios por la tecnificación vitivinícola tiene incidencia en otras áreas, como estadísticas y su conformación, o la vida en las comunidades.
“La inexistencia de registros oficiales sobre los despidos complica el diagnóstico: es muy difícil llevar una estadística por la multiplicidad de formas en que se producen las desvinculaciones, ya sea despidos directos o los llamados ‘despidos indirectos’, como acuerdos para forzar la renuncia”, explicaron.
Por eso, señalaron que a esto “se suma la mutación constante de las razones sociales de las empresas, sobre todo de las prestadoras de servicios, lo que dificulta aún más el seguimiento”.
En cuanto al “impacto en las comunidades”, analizaron que, al menos por ahora, “los empleados permanentes de las bodegas no muestran grandes cambios, pero la situación es distinta para los temporarios”, ya que la llegada de cuadrillas desde provincias del norte “suele implicar precarización y falta de condiciones laborales básicas, generando tensiones sociales en las comunidades vitivinícolas”.
“La cosecha es una instancia clave para el ingreso de los trabajadores: la posibilidad de obtener una remuneración extra que compense los bajos salarios del resto del año. Con la mecanización, este ingreso adicional se ve cada vez más comprometido”, remarcaron.
Y cerraron: “Si el ritmo de tecnificación se mantiene, los trabajadores de más de 40 años corren el riesgo de quedar fuera del sistema. Los jóvenes que manejan herramientas digitales y nuevas tendencias como la inteligencia artificial tienen más oportunidades. Si no capacitamos a los trabajadores actuales, vamos hacia una ola de despidos”.
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