Riego con inteligencia artificial: el desarrollo cordobés que fue premiado en un concurso universitario
Un grupo de egresados de la UNC desarrolló una aplicación que integra datos satelitales, climáticos y de suelo para recomendar la dosis exacta de riego. El proyecto obtuvo el segundo premio en el concurso UNC Innova 2025 y ya avanza en pruebas de campo.
La gestión eficiente del agua se ha convertido en uno de los grandes desafíos de la agricultura moderna. En un contexto de variabilidad climática y creciente presión sobre los recursos hídricos, cada gota cuenta.
Frente a ese escenario, un grupo de jóvenes profesionales formados en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) ideó OPTIMACQUA.
Se trata de una herramienta que combina agricultura de precisión, inteligencia artificial y observación satelital para determinar con exactitud cuánta agua necesita un cultivo y en qué momento debe aplicarse.
El desarrollo acaba de obtener el segundo premio en la categoría “Productos, procesos y servicios” del certamen UNC Innova 2025, organizado por la Secretaría de Innovación y Vinculación Tecnológica de la UNC. Además, el año pasado recibió una mención especial en el Concurso de Ideas Innovadoras del Ministerio de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica de la provincia de Córdoba.
UN SERVICIO INTELIGENTE PARA EL MANEJO DEL RIEGO
En Argentina existen 2,1 millones de hectáreas bajo riego tecnificado, y los especialistas estiman que el potencial podría superar los 6 millones de hectáreas en los próximos años. En ese contexto, la optimización del uso del agua aparece como una prioridad.
OPTIMACQUA apunta justamente a ese segmento productivo: se trata de una aplicación en la nube que integra información proveniente de distintas fuentes —estaciones meteorológicas, imágenes satelitales (MODIS, Sentinel, Landsat) y datos del campo— para generar un balance hídrico diario.
A partir de ese diagnóstico, algoritmos entrenados con machine learning producen reportes con recomendaciones personalizadas sobre cuándo y cuánto regar. “El objetivo es reducir el desperdicio de agua y energía, evitar el estrés hídrico o el anegamiento y, al mismo tiempo, mejorar los rendimientos”, explicó Ignacio Pascual, uno de sus creadores, al sitio UNCiencia.
Facsímil del reporte al que accederán productora/es y empresas agrícolas suscritas al servicio de OPTIMACQUA.
CÓMO FUNCIONA OPTIMACQUA
La herramienta cruza información climática, edáfica y satelital con modelos agrometeorológicos y de cultivos. De ese modo, puede estimar la evapotranspiración real del cultivo, calcular las constantes hídricas del suelo y simular el comportamiento del agua en distintas condiciones.
“Estamos ajustando los algoritmos y comenzando a testear el sistema con datos reales, simulando casos concretos de aplicación”, agregó Pascual.
Por su parte, Ezequiel de Luca, otro de los integrantes del equipo, detalló: “Hace casi un año realizamos monitoreos en un lote de referencia, con visitas tres veces por mes, para calibrar y ajustar los modelos en cultivos de soja, maíz y trigo”.
El grupo está conformado por Ezequiel y Emiliano de Luca, Ignacio Pascual, Federico Machado (ingeniero electrónico) y Mauro López Gregori (licenciado en Oceanografía). Todos son egresados o posgraduados de la UNC y del Instituto de Altos Estudios Espaciales Mario Gulich, un centro de referencia en el uso de tecnología satelital para el monitoreo ambiental.
DEL LABORATORIO AL LOTE
Si bien el servicio aún no se encuentra comercialmente disponible, el modelo de negocio prevé un esquema de suscripción flexible, con distintos planes que incluyen visitas a campo para relevar parámetros fundamentales: tasa de infiltración, constantes hídricas, características del suelo e historial de manejo.
“Inicialmente, la idea es ofrecer reportes quincenales o semanales, y luego avanzar hacia una aplicación completamente operativa, donde el productor cargue sus datos y reciba las recomendaciones de riego”, precisó Pascual.
“De todos modos, las decisiones finales siempre deben ser interpretadas por un ingeniero agrónomo responsable”, aclaró.
CIENCIA APLICADA Y SUSTENTABILIDAD
Uno de los diferenciales de OPTIMACQUA es su base científica sólida y multidisciplinaria. La generación de reportes combina conocimientos de teledetección, modelado agrometeorológico y de cultivos, machine learning y tecnologías geoespaciales en la nube.
Inteligencia artificial, el futuro que ya llegó en el agro: “El que no se adapte, no va a producir”
Los algoritmos analizan variables como temperatura, humedad, precipitaciones, índice de vegetación y coeficiente de cultivo, para estimar la demanda hídrica y sugerir la dosis precisa. El procesamiento se realiza en Google Earth Engine y la aplicación está desarrollada en Python, alojada en Google Cloud, lo que permite escalabilidad y acceso remoto.
“Entre los objetivos estratégicos se cuentan el ahorro de agua y energía, la reducción de costos, la minimización del impacto ambiental y la mejora del rendimiento”, subrayó De Luca.}
Y completó: “El recambio generacional en el agro genera un terreno fértil para este tipo de soluciones: las nuevas camadas de productores son más receptivas a la tecnología y a la agricultura de precisión”.
INNOVAR DESDE LA UNIVERSIDAD PARA EL AGRO
El proyecto refleja el potencial de los equipos surgidos del sistema universitario argentino para generar innovación con impacto productivo. En este caso, la UNC funcionó como espacio de encuentro entre la ciencia, la tecnología y el agro, impulsando una herramienta que podría revolucionar la gestión del riego en el país.
Mientras avanzan en las pruebas y ajustes de sus modelos, los creadores de OPTIMACQUA miran más allá del reconocimiento académico: su meta es llevar la ciencia al campo y contribuir a una agricultura más eficiente, competitiva y sostenible.
“Queremos que OPTIMACQUA sea una herramienta que ayude al productor a tomar mejores decisiones y a usar el agua con inteligencia”, concluyó Pascual.
Seguir leyendo












