INTA hizo un relevamiento de la producción de citrus en Tucumán, Salta, Catamarca y Jujuy. Una cadena que genera fruta fresca, jugos concentrados, aceites esenciales y otros subproductos.

El “Relevamiento de la superficie de citrus en el NOA para la Campaña 2025” presentado por el Instituto de Tecnología Agropecuaria (INTA) determinó la necesidad de afianzar los sistemas de monitoreo y los cambios que se vienen para la producción en la zona.

Realizado por los especialistas Cristina Morales, Emanuel Visentini, Flavio Speranza, Marcelo Perondi, Sonia Álvarez Ocampo, el mismo sostiene que “el cultivo de cítricos en el Noroeste Argentino (NOA), principalmente en Tucumán, Salta, Jujuy y Catamarca, es una de las actividades agroindustriales más relevantes de la región, tanto por su aporte económico como por su impacto social”.

“Dentro de este sistema productivo, Tucumán ocupa un rol central, la provincia concentra la mayor parte de las plantaciones de limón del país, lo que la posiciona como el principal polo limonero de Argentina y uno de los más importantes del mundo”, expresaron, según datos de la FAO de 2020.

Por eso, remarcaron que la especialización “ha impulsado una cadena de valor robusta, que abarca desde la producción primaria hasta la exportación de fruta fresca, jugos concentrados, aceites esenciales y subproductos industriales”.

“En las provincias de Salta y Jujuy, la citricultura presenta una estructura más diversificada, con plantaciones de naranjas, mandarinas y pomelos que abastecen tanto al mercado interno como a mercados internacionales. Si bien Catamarca tiene una superficie citrícola menor en comparación con las provincias vecinas, su producción complementa la oferta regional y contribuye a la dinámica económica del sector”, indicaron.

Por eso, con el objetivo de cuantificar y actualizar la superficie citrícola, INTA realizó un relevamiento utilizando herramientas de teledetección y Sistemas de Información Geográfica (SIG) (Chauhan & Thenkabail, 2018).

“Este insumo busca convertirse en un recurso estratégico para el análisis, la gestión y la toma de decisiones por parte de los sectores público, privado y académico. Su elaboración se enmarca dentro del Programa Nacional de Fruticultura, mediante su proyecto nacional “Fortalecimiento y modernización de la cadena citrícola nacional con enfoque en la sustentabilidad y competitividad en un marco de cambio climático”, orientado a promover innovaciones tecnológicas para mejorar la resiliencia y competitividad del sector”, expusieron.

El estudio se condujo mediante análisis con sensores remotos integradas en un entorno de Sistemas de Información Geográfico – SIG, con el objetivo de identificar, delimitar y caracterizar las áreas citrícolas.

CITRUS: CONCLUSIONES DEL ESTUDIO

“El relevamiento regional indica que la superficie citrícola del NOA presenta una etapa de cambios en su extensión, con valores que se aproximan a los registrados hace más de una década. Este comportamiento sugiere una reconfiguración en la dinámica productiva regional”, remarcaron desde INTA.

En Tucumán, al analizar la superficie plantada desde 2017 (Morales, 2022), se observa una tendencia
creciente hasta 2021, incrementando un 21% en 4 años, “lo que refleja una etapa de expansión
del cultivo”.

“Esto fue posible por múltiples factores, como ser incremento de la demanda
global, condiciones favorables, acceso a nuevos mercados, por Ej., EEUU (Martínez, 2017,
Bevilacqua, 2025)”, explicaron.

Sin embargo, “a partir de 2022 la tendencia cambia y se inicia una fase de descenso
sostenido, reduciéndose un 25% en los últimos 4 años”.

“En Tucumán creció de manera continua hasta 2021, y luego disminuyó notablemente
hacia 2025, mostrando una contracción general del sector en los últimos años, alcanzando
una superficie implantada similar al 2012”, alertaron.

Y sumaron que los resultados obtenidos “adquieren especial relevancia en un contexto donde la citricultura es un motor económico y social para Tucumán, Salta, Jujuy y Catamarca, provincias que concentran uno de los polos citrícolas más importantes del hemisferio sur (INTA, 2021; FAO, 2020)”.

“La identificación de reducciones sostenidas en áreas productivas, reconversiones varietales y variaciones departamentales permite anticipar riesgos, orientar inversiones y fortalecer estrategias de competitividad en un entorno marcado por fluctuaciones de mercado, presión sobre los costos de producción y escenarios climáticos cada vez más desafiantes”, precisaron.

Y cerraron: “Este análisis confirma la necesidad de consolidar sistemas de monitoreo continuo que integren observación satelital, trabajo territorial y análisis multitemporal, garantizando información estratégica para la planificación agrícola. Contar con datos precisos sobre la distribución y la evolución del cultivo facilita la gestión eficiente del recurso suelo, la identificación de áreas críticas y la toma de decisiones basadas en evidencia para sostener la sustentabilidad del sector citrícola en el largo plazo”.

Para hacer jugo: los cítricos, el complejo exportador que más creció en el primer semestre