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¿Y si EE.UU. compra más carne argentina?: “El impacto en los precios de la hacienda parecería ser mínimo”

Fuente: Infocampo 26/10/2025 05:25:24 hs

Desde el Rosgan analizan la posibilidad de que Estados Unidos aumente la cuota de importación de carne argentina sin aranceles de 20.000 a 80.000 toneladas. Opinan que, inicialmente, sería un negocio más para la industria que para los productores.

Recientemente, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) dio a conocer las cifras oficiales de exportaciones de carne vacuna de septiembre pasado, que ratificaron el buen momento que atraviesa esa parte del negocio dentro de la industria cárnica.

Durante el noveno mes del año, Argentina embarcó un total de 71.327 toneladas peso producto, lo que representa el segundo volumen mensual más alto del año, superado únicamente por las 72.552 toneladas registradas en agosto.

De todos modos, la atención de la cadena está centrada en estos momentos en la posibilidad de un acuerdo comercial entre Estados Unidos y Argentina, que impulsaría mayores compras de carne vacuna por parte del país norteamericano.

Esta chance la reconoció concretamente el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y tendría como objetivo morigerar la suba de precios de este producto en el mercado norteamericano que, como el argentino, es uno de los mayores consumidores mundiales de esta proteína y, por ende, estos aumentos impactan en la inflación general.

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¿Cómo se materializaría? Según trascendidos, elevando de 20.000 a 80.000 el cupo de toneladas que Argentina puede enviar a EE.UU. con aranceles preferenciales, de manera anual (dentro de ese cupo, las operaciones de comercio exterior abonan un 10%; y fuera del mismo, un 36,4%).

¿POR QUÉ EE.UU. QUIERE MÁS CARNE ARGENTINA?

En este contexto, un análisis del mercado ganadero de Rosario (Rosgan) hace foco precisamente en esta posibilidad que tendría muchas chances de ocurrir.

Y explica por qué Estados Unidos puso la mira en Argentina: “Atraviesa un proceso de escasez de oferta de carne a nivel local, que ha llevado a una fuerte escalada de precios”, repasa.

Uno de los factores es que, desde hace cuatro años, la mayor economía del mundo sufre una caída en su stock ganadero debido a una prolongada sequía en importantes zonas ganaderas.

A esto se suman las dificultades que ha enfrentado este año para sostener el abastecimiento de ganado en pie desde México, por cuestiones sanitarias, así como su estricta política arancelaria, que provocó la ruptura de relaciones comerciales con su principal proveedor en materia de carnes: Brasil.

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“Este conjunto de factores, que impacta significativamente en el votante estadounidense, impulsa a la administración de Trump a trabajar en posibles salvoconductos que permitan descomprimir la situación local”, añade el Rosgan.

Además, menciona que, si bien estas últimas declaraciones de Trump resultaron sorpresivas por el contexto en el que fueron emitidas, se enmarcan dentro de un acercamiento mucho más amplio entre ambos mandatarios que, más allá de la ayuda financiera recientemente acordada, también contemplaría un acuerdo comercial más amplio, pero con términos específicos para la carne vacuna.

Para poner en contexto, el Rosgan recuerda que Estados Unidos es para Argentina un mercado aún poco desarrollado desde su reapertura a fines de 2018. Hasta 2022, el volumen ingresado a este mercado se limitó prácticamente al cupo anual de 20.000 toneladas libres de arancel.

A partir de 2023, y frente a la necesidad de abastecimiento interno que mostraba el mercado norteamericano, el nivel de precios que Estados Unidos comenzó a pagar con relación a otros destinos, impulsó las exportaciones fuera de cuota.

En 2024, se exportaron unas 34.750 toneladas peso producto por más de 190 millones de dólares. Este año, hasta septiembre inclusive, se han exportado más de 29.000 toneladas que, a los valores actuales, representan un total de 215 millones de dólares, un 11% más que lo generado en todo 2024.

Y en general, desde todos los orígenes, en los últimos dos años Estados Unidos pasó a importar más de 2 millones de toneladas al año, entre 500 y 700 mil toneladas más de lo que usualmente ha demandado fundamentalmente para su industria local.

“Es decir, que aún tenemos un gran potencial de crecimiento en este mercado”, sintetiza el Rosgan.

LOS PRECIOS DE LA HACIENDA Y LA CARNE EN ARGENTINA

Bajo este panorama, el Rosgan subraya que, si el acuerdo se limita al plano comercial -esto significa que no haya presión para dejar de venderle a China, que hoy es el principal cliente de los frigoríficos argentinos-, “podría representar una gran oportunidad para la carne argentina, tanto en términos de acceso a un mercado de alto valor como de posicionamiento internacional”.

Asimismo, el informe sostiene que “en cuanto al impacto que esto podría generar en los precios, en principio, parecería ser mínimo”.

“Aunque aún resulta difícil estimar con precisión el eventual aumento en el volumen exportado, dada la falta de detalles concretos sobre los términos del acuerdo, todo indica que no se trataría de una demanda significativa en relación con la escala de producción local”, explican desde Rosario.

Los números muestran que Argentina produce más de tres millones de toneladas de carne vacuna al año, por lo que un eventual incremento en los envíos a Estados Unidos no debería generar tensiones relevantes sobre la oferta disponible para el consumo interno.

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Por otra parte, “es importante considerar que parte del diferencial de valor que se obtendría tras una reducción de aranceles debería quedar en manos de los importadores estadounidenses, ya que el principal objetivo del gobierno de Trump es precisamente bajar el precio de este producto en las góndolas norteamericanas”, considera el Rosgan.

Por este motivo, “solo sobre la parte de beneficio que llegara a capturar el exportador argentino podría esperarse cierto traslado a los precios de compra, dependiendo de cuanta tensión genere en el mercado local un mayor nivel de demanda”, agrega.

Asimismo, opina que es esperable que, en lo inmediato y sin mayores cambios en el actual nivel de oferta, la exportación busque, más que incrementar volumen, redirigir sus flujos hacia aquellos mercados que ofrezcan condiciones de acceso más convenientes.

“En definitiva, a corto plazo, es altamente probable que el efecto principal de esta medida sea una recomposición de márgenes para la industria exportadora, sin que ello impacte significativamente en el valor de la hacienda, y menos aún en el precio de la carne al mostrador”, enfatiza.

No obstante, no significa que a largo plazo signifique un negocio que derrame a todos los eslabones. “Por supuesto que, a medida que este mercado se consolide, el sector exportador deberá generar internamente los incentivos necesarios para que el productor se oriente su actividad hacia la producción de animales más pesados, que permitan incrementar genuinamente la oferta de carne poniendo especial atención en la calidad del producto final”, suma el Rosgan.

Pero advierte sobre la incesante inestabilidad que vive Argentina y que complica a cualquier actividad que necesite plazos largos: “Sin embargo, estos incentivos no dependen únicamente de los precios, sino que requieren, fundamentalmente, horizontes claros y estables que permitan planificar con certidumbre, trabajando sin grandes sobresaltos en plazos de al menos tres a cinco años”.

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