¿Cuándo conviene secar los cultivos de cobertura?: un estudio reveló su impacto en la soja
Una investigación de la ingeniera agrónoma Julia Capurro analizó tres momentos de secado de cultivos de cobertura y su efecto sobre el agua del suelo, los nutrientes aportados y, especialmente, el rendimiento de la soja posterior.
Los cultivos de cobertura (CC) se consolidan como una herramienta esencial para mejorar la salud del suelo y aportar nutrientes, pero también generan dudas entre los productores: ¿Cuándo conviene secarlos para no comprometer el rendimiento del cultivo siguiente?
En el sur de Santa Fe, un equipo encabezado por la ingeniera agrónoma Julia Capurro, especialista en cultivos de cobertura en Cañada de Gómez, llevó adelante un ensayo para obtener respuestas concretas.
“El objetivo del trabajo fue evaluar el efecto de distintos momentos de secado en la producción de materia seca, el aporte de nutrientes, el consumo de agua y, finalmente, en el rendimiento de la soja implantada a continuación”, explicó la investigadora.
El estudio analizó una mezcla de vicia sativa y avena sobre un suelo Argiudol típico, implantada en mayo y secada en tres momentos: 10 de septiembre, 2 de octubre y 21 de octubre, con 120, 142 y 161 días de crecimiento.
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MÁS BIOMASA, PERO LIBERACIÓN MÁS LENTA
Los resultados fueron contundentes: la producción de materia seca aumentó notablemente con cada fecha de secado. Capurro detalló que los CC generaron 3.022, 6.900 y 10.950 kg/ha respectivamente.
“Los contrastes en la cantidad de materia seca producida generaron diferencias significativas en el aporte de nutrientes”, señaló.
El aporte de nitrógeno, por ejemplo, pasó de 42 kg/ha en el primer secado a 101 kg/ha en el segundo y 142 kg/ha en el tercero. El comportamiento se repitió con fósforo y azufre.
Sin embargo, no todo es cantidad: la calidad del material vegetal cambia con el desarrollo. “A medida que avanza el CC, aumenta la lignina y la relación carbono/nitrógeno; esto enlentece la descomposición y la liberación de nutrientes”, aclaró Capurro.
En otras palabras: más biomasa no siempre significa nutrientes disponibles rápidamente.
AGUA: CONSUMOS, RECARGAS Y UNA SORPRESA
En términos hídricos, las lluvias acompañaron de manera creciente a lo largo de los tres períodos: 231, 299 y 368 mm. El consumo de agua del CC fue relevante solo en el secado más tardío: a los 161 días, la cobertura dejó 31 mm menos de agua útil en el perfil respecto al lote sin CC.
De todos modos, las lluvias del barbecho recargaron el suelo y la siembra de soja se realizó con perfiles similares: entre 249 y 260 mm de agua útil en los tratamientos con CC y 270 mm en el testigo.
La sorpresa llegó después: durante todo el ciclo de la soja, desde floración hasta el inicio de madurez, los lotes con cobertura mostraron entre 17 y 25 mm más de agua útil que los sin CC.
Esta tendencia también fue observada por Cristian Álvarez (INTA General Pico) en estudios de La Pampa. “Si bien al momento del secado el perfil tenía menos agua con CC, al momento de la siembra del cultivo sucesor se registraron en promedio 37 mm más de agua útil respecto al barbecho químico”, destacó.
¿Y EL RENDIMIENTO DE LA SOJA?
En este sentido, los rendimientos obtenidos fueron 4659 kg/ha (primer secado), 4582 kg/ha (segundo secado), 4549 kg/ha (tercer secado) y 4400 kg/ha (testigo sin CC).
Una ecuación que suma: a mayor rotación de cultivos, una mejor calidad de los suelos
Las diferencias no fueron estadísticamente significativas, pero sí consistentes. “En todos los casos, la soja sembrada sobre CC rindió entre 149 y 259 kg/ha más que los testigos sin cobertura”, subrayó Capurro.
Estos resultados indican que, en condiciones del sur santafesino, el momento de secado no generó diferencias marcadas en el rendimiento de la soja, aunque sí influyó en la biomasa generada, los nutrientes aportados y el comportamiento del agua en el perfil.
Soja sin cultivo de cobertura como antecesor.
UNA PRÁCTICA VERSÁTIL Y SIN RIESGO
Tanto en Santa Fe como en La Pampa, los ensayos coinciden en que los cultivos de cobertura no reducen el rendimiento de la soja posterior, incluso en fechas de secado tardías.
“Los CC son una práctica de enorme versatilidad, adaptables a diferentes regiones geográficas y sistemas productivos, y muestran un balance final de alta rentabilidad ambiental y productiva”, concluyó Capurro.
La respuesta a la pregunta inicial es clara: sí, el momento de secado influye en el sistema, pero no afecta negativamente al rendimiento de la soja. Y los beneficios para el suelo, el agua y la sustentabilidad son evidentes.
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